Tras la batalla de Queronea, Filipo había conseguido la unificación de los griegos, excepto Esparta, en una Liga Panhelénica que llevaría la guerra contra Persia, con intención punitiva (en venganza por las guerras médicas) y de liberación de los griegos de Asia Menor, aparte de consideraciones de orden privado (ambición, gloria, poder), que sin duda también movían a Filipo. Despachó a su suegro Atalo y al veterano general Parmenión para tomar una cabeza de puente en Asia Menor.
No sabemos exactamente qué pretendía hacer con Alejandro. Dejarlo en Macedonia, desde luego, era muy peligroso (no es que tuviera un motivo de sospecha contra Alejandro; la vida de un rey macedonio debía incluir buenas dosis de suspicacia, para despertar cada día), así que seguramente pensaba llevarlo con él, y Alejandro, ambicioso de gloria y combates, seguramente estaba encantado. Nunca lo sabremos.
Antes de relatar el asesinato, necesitamos volver al pasado de Filipo, para relatar una historia escabrosa.
Remontemos a seis o siete años atrás, cuando Alejandro podría tener unos 12-13 años; según la versión que más frecuentemente ha llegado hasta nosotros, Filipo, que no le hacía ascos a alguna que otra relación homosexual, dejó a su amante del momento, un tal Pausanias, para cambiarlo por otro. Pausanias insultó a la nueva pareja del rey, llamándole “puta ansiosa de dinero”, y el ofendido, para demostrar su valía, se arrojó sobre el enemigo, muriendo. Atalo, el que con el tiempo sería suegro de Filipo, debía ser pariente o algo así del difunto, porque tomó venganza de Pausanias haciendo que le violaran sus esclavos. Pausanias pidió venganza al rey, pero Atalo era noble de alto rango, como Pausanias, no podía ser castigado sin juicio, y Filipo trató de evitar el escándalo sobornando a Pausanias con tierras y cargos.Pausanias pareció conformarse. Pero, por lo que se ve, no fue así. Años después, era jefe o capitán de la guardia en el momento clave de esta historia.
Otras versiones hacen al muchacho que se suicidó, arrojándose ante el enemigo, amante de Atalo en lugar de Filipo; y aún hay otras que no hacen mención de Atalo, reducen la historia a una venganza de Pausanias por ofensas del rey, y añaden que, quizás, Atalo fue incluido a posteriori para desacreditarle.
Personalmente, creo poco probable esta última variante: cuando supuestamente se produjo el intento de desacreditar a Atalo hacía al menos quince años que había muerto, y nadie se acordaba de él; por otro lado, nadie puso en cuestión, en la violenta sociedad macedonia, la necesidad de deshacerse de Atalo para evitar un claro peligro de guerra civil. Más bien creo que la Academia ateniense, siempre deseosa de encontrar chismes que reprochar a Alejandro para empañar su gloria, introdujo ese matiz de los historiadores macedonios intentando difamar a Atalo.
Antes de partir a Persia, Filipo tenía que dejar atada la retaguardia. El hermano de Olimpia, Alejandro de Epiro, debía estar lógicamente resentido por el repudio de su hermana, así que decidió hacer un acto de conciliación. Ofreció la mano de su hija Cleopatra (hermana de Alejandro, sobrina del novio. En aquella sociedad, ni el incesto tenía el carácter de tabú actual, ni se extendía a ciertos parentescos, como actualmente. Recordemos que las leyes morales de la cultura occidental se extrecharon mucho tras el contacto con el judaísmo, muchos años después.
Convertirse en suegro de Alejandro de Epiro le aseguraba la retaguardia, al tiempo que le proporcionaba un general capaz (Alejandro moriría años después luchando en la Magna Grecia). Se ha especulado también con que Olimpia pudo ver en la boda una pérdida de su futura influencia sobre Filipo y la capacidad de manipular para que su hijo fuera rey. Es decir, Filipo ya no necesitaba a Olimpia para garantizarse el apoyo epirota, y podía elegir a otro heredero. Según eta teoría, Olimpia incitó a su hijo a actuar antes de que se perdiera su influencia.
Pero esto es hablar por hablar, y tan alambicada teoría no resiste un análisis. Además de lo dicho anteriormente sobre la ausencia de un heredero válido (Alejandro de Epiro tampoco lo era, por no tener ni gota de sangre macedonia, y sólo conlas armas en la mano podría haber sido aceptado como rey consorte), es difícil que Olimpia pensase que la boda la perjudicaba en algo (por el contrario, la desposada era su hija, y los lazos con Epiro podrían hacer que recuperase parte de su influencia) y menos aún que Alejandro temiese que la boda le iba a causar algún daño. El propio Alejandro siempre mantuvo buena relación con su cuñado, hasta su muerte, y fue siempre muy querido en Epiro.
Se montó una boda por todo lo alto en el teatro de Egae, la antigua capital de Macedonia. Filipo mandó que la guardia no entrase con él al teatro, según parece para hacer ver a los invitados griegos que no era un militón siempre rodeado de guardaespaldas. Filipo entró, pues, sin armas, y avanzó hasta donde se encontraba el capitán de la guardia, que parecía esperarle para darle la novedad. Pero lo que hizo fue clavarle una daga en el corazón.
Pausanias, pues ya habrán adivinado que se trataba de él, trató de huir, aprovechando la confusión, y que los notables, Alejandro entre ellos, no llevaban armas. Según Diodoro trató de escapar hacia unos viñedos, donde le esperaban unos cómplices con caballos. Evidentemente, pues, había premeditación.. Y también es evidente la presencia de cómplices que le prepararon los caballos, y quizás un lugar donde esconderse, o una ciudad donde se le abrirían las puertas. Algunas fuentes han especulado con la existencia de un barco que le esperaba, y ello apuntaría directamente a Persia o Atenas, pero no hubo pruebas de ello.
Pausanias casi logró escapar, pero tropezó con unas viñas y cayó largo. Los primeros hombres que llegaron hasta él, Pérdicas y Leonato (dos amigos y posteriormente generales de Alejandro) lo mataron, aunque no todas las fuentes se muestran de acuerdo. Algunos cuentan que fue arrastrado de vuelta al teatro, donde fue ejecutado sumariamente por los nobles macedonios (veremos, en alguna entrada de este blog, que los crímenes de traición, entre los militares macedonios, no eran juzgados por el rey, sino por el ejercito). Si Pausanias no fue muerto en el momento de su detención, pudo haber una especie de juicio sumarísimo allí mismo (testigos, nacionales y extranjeros, había a patadas) y una ejecución sin demora.
Esto sirvió para que lenguas maliciosas acusaran al hijo de la muerte del padre, y presentar como pruebas el “¿a quién beneficia?”, señalando la posibilidad de que los cargos obtenidos por los camaradas de Alejandro lo fueran por su colaboración en la muerte y ocultación posterior del crimen. Como vemos, nada nuevo hay bajo el sol, y ya en la Grecia clásica, los conspiracionismos pensaban de idéntica manera que ahora.
En realidad, no resulta nada extraño que, ante un regicidio, los guerreros macedonios reaccionaran brutalmente ante el crimen de Pausanias. Los historiadores que opinan que es extraña la reacción de Pérdicas y Leonato están juzgando desde el punto de vista actual, donde hay un Poder Judicial independiente, unas fuerzas policiales que se conocen la legislación al dedillo, que tienen prohibido maltratar a los detenidos, que todos sabemos que hay que garantizar un juicio justo, etc. Pero deberían recodar que, incluso en el mundo contemporáneo, magnicidios como los de Alfonso XIII, (fracasado) Francisco Fernando de Hagsburgo, Sadat de Egipto, se saldaron con intentos de linchamiento de los autores, cuando les pudieron echar el guante las enfurecidas masas.
Con más razón, en la Edad Antigua, y en la monarquía macedonia, el asesino no podía esperar clemencia si sus compañeros, agresivos militares, entrenados para la violencia y la dureza. lo enganchaban.
Por otro lado, como queda dicho, hay versiones que apuntan a que Pérdicas y Leonato, acompañados de otros militares, llevaron hasta el teatro a Pausanias para ejecutarlo allí. Alguno de los que detuvieron a Pausanias, según estas versiones, era del mismo clan que el asesino, lo que desde luego añadiría lógica a que quisiese manifestar su lealtad al nuevo rey ejecutando al asesino de su padre)
En cuanto a la “recompensa”, pasan por alto el hecho de que Pérdicas y Leonato eran dos muy buenos militares, como los demás Compañeros de Alejandro, que también recibieron los mismos o más honores sin haber matado a Pausanias. De hecho, en las primeras campañas de Alejandro los Compañeros, con alguna excepción, no ostentaron grandes honores militares. Mandaban compañías, mientras que los veteranos de su padre, como Parmenión, o Filotas, tenían grados superiores. Fue posteriormente cuando el rey fue dando entrada a los mandos más jóvenes, relevando a los viejos generales de su padre. No se conoce que ascendiese a Pédicas o Leonato, por ejemplo, por encima de sus méritos (al evaluar la historia que ha llegado a nosotros hay siempre que tener en cuenta que una de las fuentes más importantes es Tolomeo, uno de sus amigos y generales, que odiaba a Pérdicas, Casandro, y el resto de diadocos o sucesores de Alejandro, y siempre estaba dispuesto a ver una injusticia en el ascenso de sus enemigos.
Por otro lado, fijémonos en que Pausanias estuvo a punto de escapar. Si Alejandro hubiera planeado todo para matar a Pausanias, su chapucería hubiera sido de época, pues sólo el tropezón del fugitivo impidió la huida.
Otro punto que casi no se ha comentado: Alejandro, todas las fuentes están de acuerdo, estaba desarmado. Si sabía que iban a asesinar a su padre, no cabe duda que planearía dar un golpe de efecto y ser coronado rey, como ocurrió en realidad. Sin embargo, fue un momento muy peligroso, en el que podría estallar un motín; en la violenta historia de la monarquía macedonia, no hubiera sido la primera vez...
Más motivos: la oportunidad del momento. Es posible que Alejandro no tuviese aprecio por su padre, y quizás anhelaba que más bien pronto le dejase el campo libre. Pero de ahí a matarlo... Y de ser así ¿hacía falta matarle delante de toda Macedonia, medio Epiro, y media Grecia? En muy poco tiempo, los macedonios partirían hacia Persia, a una empresa en la que pasarían más peligros que en toda su vida. Tendría mil y una posibilidades de cometer su asesinato y hacerlo pasar por un hecho de guerra.
Psicológicamente, el perfil de Alejandro hace casi imposible su responsabilidad en el crimen: aún suponiendo que no le creyese su padre biológico, Alejandro no fue nunca el tirano oriental, matando “conspirativamente”, que la propaganda ateniense quiso presentar (espero hablar algún día de la muerte de Parmenión, Filotas, Kleitos, etc, y veréis lo que quiero decir), y menos lo sería a los veinte años. Las muertes achacables a Alejandro lo fueron en el calor de la batalla o de la bronca, o de manera legal, a la luz pública, en su función de rey. Nunca se le conoció ni una muerte como la de Filipo. De haberlo hecho, y viendo cómo se comportó ante otras muertes, sin duda los remordimientos le hubieran vuelto medio loco.
¿Pudo Alejandro matar a su padre por instigación o de acuerdo con Olimpia? Olimpìa sí era muy capaz de actuar tan arteramente, sin embargo en el futuro Alejandro se resistiría, en varias ocasiones, a matar a quien le disgustaba a su madre (empezando por el regente Antípatro). Comentar también que las sospechas de la culpabilidad de Olimpia no se acompañan de pruebas. Se cuenta la historia de que viajó a cubrir con oro el cadáver de Pausanias no es probable: Olimpia era impulsiva, pero no tonta; además estaba ocupándose de otra cosa: asesinar a Eurídice y su hijo, lo que hizo sin conocimiento de su hijo, que la reprendió ásperamente.
En mi opinión, el culpable más probable era Demóstenes, que hacía tiempo actuaba, no sólo por Atenas, sino también abundantemente estimulado por el oro persa (se encontraron tablillas de pagos persas a Demóstenes por sumas de dineros inmensas). Nada hay que añadir sobre el odio de Demóstenes, personal y también profesional: no cabe ninguna duda de que Demóstenes creía que la muerte de Filipo favorecería a Atenas, era lo mejor que le podía pasar, y que se trataba de un individuo sin escrúpulos cuando se trataba de cumplir lo que creía su destino.
El que Demóstenes propusiera e hiciera aprobar un voto de agradecimiento a Pausanias no tiene valor probatorio: es evidente que pudo hacerlo impulsado por el odio y la alegría, aunque no tuviera nada que ver; Demóstenes consideraba a Alejandro un mozo fatuo e inhábil (pese a que su comportamiento en Queronea, y luego llevando las negociaciones en nombre de su padre, debiera haberle mejorado la percepción del asunto).
Lo que hace sospechar de Demóstenes, casi es una prueba definitiva, es que dio la noticia a sus conciudadanos en un plazo tan breve que hacía imposible que recibiese la información por otro camino que no fuera estando informado previamente o... habiendo preparado él el golpe.
La manera más rápida de comunicar información en la Grecia del siglo IV A. C. era mediante hogueras encendidas en cumbres montañosas con visibilidad de una a otra. Evidentemente, eso podía sólo servir para comunicar una noticia ya esperada. Y es la única manera por la que Demóstenes pudo haber sido informado de la muerte de su enemigo a tiempo para comunicarlo a los atenienses. Todas las demás formas, relevos, postas, etc, nunca hubieran sido suficientemente veloces. Y, evidentemente, si Demóstenes la esperaba, es porque habia participado en ella, como instigador como mínimo.
La teoría, a veces apuntada, de que los persas pudieron ser los instigadores, y Demóstenes sólo conociera el plan, y esperase su realización para sublevar Grecia, es mucho menos probable. Demóstenes era el agente de Persia en Atenas, y es inverosímil que el asesinato de Filipo fuese organizado por Persia sin pasar por sus manos.